martes, 13 de abril de 2010

A las doce

De vuelta a casa olvidé comprar el pan y me di cuenta de que el videoclub, el de toda la vida, había cerrado. Pensando en si el dueño la habría palmado o si los P2P realmente son un arma de destrucción masiva, me dejé caer por la tienda de cómics de aquel chico tan alto. No encontré lo que buscaba tampoco pretendía encontrar nada en concreto. Quizás una sonrisa del dueño.

Al llegar al piso me tomé un café cargadito en mi taza de los Marvel. Olvidé echarle azúcar, qué asco. Miré la agenda para tachar las tareas que había hecho por fin y me puse la radio.

Miré el reloj y resolví la incógnita del sueño que tenía.


...LAS DOCE

Me puse el pijama por el pasillo buscando la luz de la nevera.

Vi tu nota. También la mía.

Mañana las tiro fijo...

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